"Juan" lo perdió todo, por no sanear su propiedad a tiempo.
Esta es la historia de "Juan" un nombre ficticio para una persona real que llegué a conocer en mi infancia.
Juan fue un buen vecino que heredó un terreno de su familia de 400 m2 y que a partir de los 25 años; y gracias a su sueldo como funcionario; empezó a construir poco a poco, pero sin tener en cuenta que tenía para ello que solicitar una licencia de "construcción" (que era el nombre que tenía en ese momento). Juan como la mayoría de latinoamericanos de esa época, construía a medida que iba ahorrando cada dos años, incorporando habitaciones, modificando baños e incorporando excentricidades que en 30 años alzó en ese terreno un ostentoso edificio de 4 niveles más azotea con acabados de primera.
Ya a sus 55 años, Juan se dio cuenta que el trabajo como funcionario no le iba a durar mucho y que su jubilación no le permitiría realizar las cosas que deseaba; así que con mucha astucia hizo un plan para modificar toda su primera planta y colocar una gran tienda que provea de productos de primera necesidad a todo el barrio.
Para ello el calculó en función del valor de su edificio (que estaba valuado en 1 millón de dólares) un modesto préstamo mediante crédito hipotecario de 100 mil dólares; los cuales planifico su inversión de manera muy estratégica. Con esto en mente empezó a realizar los pedidos al extranjero y empezó a contratar a los maestros de obra para que empezaran la modificación del primer nivel y pueda ejecutar ese sueño para poder vivir de esta tienda mientras empezaba el trámite del crédito hipotecario.
Foto Referencial - Google |
Sin embargo cuando llegó el analista de crédito con la oferta del banco, este le dijo que solo le podían dar 15 mil dólares y que era un porcentaje del valor del TERRENO, ya que la EDIFICACIÓN no había sido inscrita; no tenía ni licencia de edificación ni declaratoria de fábrica.
Juan no lo podía creer, ya había empezado a realizar los gastos por adelantado y el banco solo le iba a dar 15 mil que solo era el 15% de lo que necesitaba realmente para activar tan ambicioso sueño.
Considerando la presión de los compromisos ya efectuados y los gastos que debía hacer, decide aceptar la oferta del banco y como era de esperarse, con ese capital no pudo lograr las metas que se había trazado; llegando atrasarse en los pagos al banco hasta por más de un año, ejecutando este último la hipoteca, quitándole a Juan su terreno y con el, este tan lujoso edificio que había construido.
El banco invirtió unos 10 mil dólares más para sanear la propiedad y lo "remató" por 800 mil dólares a "Javier" el nuevo propietario del inmueble.
Esto lamentablemente fue real y quizá no solo le pasó a Juan sino también a muchas otras personas que por no tener saneada su propiedad perdieron mucho más que una oportunidad.
Saludos amigos Urbanizantes, compartan y vean la importancia del saneamiento físico legal de nuestras propiedades.
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