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lunes, 10 de enero de 2011

CONTAMINACIÓN AUDITIVA


Por fin dejaron de hacer bulla, y no creo que mi jefe se coma el cuento de que el folcklore hecho música no me dejó dormir (aún siendo cierto suena increíble).


Ayer domingo (ya q son la 1.04 am del día lunes) el día que debería ser el mas tranquilo se convirtió en el mas bullicioso.

Todo empezó en la mañana del domingo 09 de enero del 2011, en el que saliendo de mi hogar veía como un vehículo armado con un megáfono, difundía LA PALABRA de DIOS a los cuatro vientos sin mesura, avanzando lentamente por mi calle Modesto Molina e invocando a la conversión de no sé quien en no sé qué cosa.

Creo que más de uno en la etapa electoral estuvo harto de escuchar los megáfonos haciendo bulla por toda la ciudad. Pues creo que ahora las religiones están adoptando ese mal habido; acaso no se han dado cuenta que en vez de generar adhesión por parte de la gente, están logrando todo lo contrario?

En fin, la tarde se iba y mientras caminaba por la calle para coordinar con Eleuterio unas obras que empezaremos mañana lunes, me topé con el usual sonido de los vehículos y sus melodiosas bocinas de todos los tipos, tonos y melodías; y después de meditar sobre lo sucedido en la mañana con los religiosos analicé con mayor detalle esta forma de contaminación auditiva.

Golpe de 6.00 pm me dirigía al Boccatto (un pub del centro de la ciudad) para una prueba de luces que haremos para una remodelación. Cuando siento el sonido de las máquinas realizando el aseo de varios lugares, entre bancos, farmacias, edificios y demás; los hombres y mujeres pidiendo limosnas apoyados en armónicas, latas y hasta mmmmm.. ¿Cómo decirlo en pocas palabras? - TARZAN! - que con su grito característico es ya muy conocido por todos los tacneños.

Terminada mi faena llegué a mi casa a ver unos videos y chatear un rato, mientras me empapaba de las noticias por el twitter (pueden seguirme @carloschallcoa ), cuando a eso de las 10 de la noche siento un sonido extraño que se iba intensificando.

¿Qué extraño?, sonaba como si fuera un grupo de música folclórica, pero ¿a quién se le ocurriría hacer una fiesta un domingo por la noche? Respuesta rápida: "pues a mis nobles vecinos". Ya son varios domingos que se les ocurre hacer una GRAN FIESTA a espaldas de mi casa, con grupo incluido, y MUCHA, PERO MUCHA BULLA.

Llegaron las 12 de la noche y tenía que ir a dormir; no sin antes saludar a mi amiga Nardy Arévalo y Javier Dueñas quienes se encontraban de onomástico el día lunes 10 de enero; y luego de cerrar todo y despedirme de todos, fui a dar las buenas noches a mi madre. Al llegar a su habitación sentí con mayor intensidad esta bulla que venía desde la parte posterior de mi vivienda; al entrar a despedirme, me di cuenta que mi madre no podía dormir ya que apenas entré atinó a hablarme dándome las buenas noches. No saben la cólera que me empezó a dar.

Subí de inmediato a mi habitación y sentía como el sonido se colaba por todas partes; el animador seguía motivando a la gente a seguir la fiesta, y sentía como los invitados bailaban y gritaban a su gusto; entonces me acordé de Rusbit, una nueva ingeniera que está trabajando en el área donde yo laboro actualmente y que me dijo: "El problema de nosotros es que cuando algo nos molesta, simplemente no hacemos nada por remediarlo" y nos quedamos de brazos cruzados.

No pude más, y subí hasta el techo de mi casa desde donde grabé lo siguiente:






Luego intenté llamar su atención tirando piedrecillas al techo que era de calamina, sin embargo el estruendoso sonido que salía de los tragaluces y del patio hacían que mí acto de rebeldía no sea más que una rabieta mal ejecutada.

Camino nuevamente al segundo piso recordé que en todas las veces que había pasado lo mismo, mi madre se quejaba de que no había podido dormir bien y recordé de inmediato que cada vez que algo me incomodaba ella buscaba la solución para que no sea así (claro q eso de cuando yo era muy pequeño), pero ahora más que nunca tenía que solucionar este problema

Recordé que mi “cumpare” Miguel siempre que tenía problemas con los borrachos de la av. Varela llamaba a Radio Patrulla o a Seguridad Ciudadana, así que desde mi móvil me comuniqué con él y me dio el número 105 para llamar.

Marqué el número y al momento de ser atendido di todos mis datos personales para darle mayor seriedad al asunto, y luego le presenté mi queja. – “Señor, tengo un problema con unos vecinos que están haciendo bastante bulla a espaldas de mi casa, ¿hay alguna forma de que se les pueda callar?” – A lo que el policía solo atinó a explicarme que si estaban haciendo bulla en la vía pública podían remediarlo; si estaban en una casa particular, solo podían “conversar” con ellos si es que ellos les habrían la puerta. Escuchado esto simplemente le agradecí por su tiempo y colgué desesperanzado.
Entré inmediatamente al Messenger y hablé con mi “cumpare” Miguel y le expliqué el problema; y mientras le escribí las tres primeras líneas la bulla de esta “fiesta” hizo que tome la sartén por el mango, así que agarré mi DNI, mi cámara fotográfica, mis llaves y salí con la finalidad de hablar con “mis vecinos”, que por cierto no sé si se acordarían de mí, ya que hace literalmente más de 10 años que no sé nada de ellos.

Cuando era pequeño recuerdo que jugaba con Dany, que era la hija menor de la señora Emiliana quien es la dueña de la casa. Cuando pequeños jugábamos junto con mi hermana mayor y éramos tan unidos que ambas viviendas tenían accesos directos por medio de las partes posteriores de cada casa. Sin embargo cuando crecimos nos fuimos distanciando y siento que muchas generaciones y muchas personas cambiaron esa familia y la hicieron a la actualidad totalmente extraña a la nuestra.

Oh! Bueno, ya sin irme tan lejos, continúo mi relato…
Ahora salgo de mi casa bajando por Modesto Molina para dar la vuelta por Varela y llegar a esta vivienda que por cierto quizá no iba a reconocer. La soledad de la calle me alerta sobre cualquier persona que esté cerca. Pensando siempre en qué hacer si alguien se me acerca y a la vez imaginándome que hacer al momento de llegar a esta vivienda cuya bulla se sentía por toda la urbanización.

Mientras me iba acercando veía camionetas, autos, combis, en fin; esto no es cualquier fiesta, más bien parecía una fiesta de las cruces. A medida que me iba acercado veía como un grupo de hombres totalmente ebrios bajaba de una camioneta Prado blanca, muy bonita por cierto. Dentro de mí sabía que no podían hacerme daño ya que con las justas caminaban, así q continué mi marcha por esta camino que se abría hacia la puerta de la vivienda en cuestión.

Se me venían a la cabeza historias de algunos amigos que siempre me decían que las fiestas folcklóricas lanzaban cuchillos y cortaban gente; esto hacía que me ponga alerta ante cualquier cosa extraña que sucediera. Mientras más me acercaba, mas bulla sentía y más gente ebria alrededor veía. Vehículos por todas partes hacían notar que no era cualquier fiesta.

De lejos divisaba la puerta del ingreso a esta vivienda, abierta de par en par. Llegué y me paré en ese lugar y vi a un grupo de unas 30 personas bailando y tomando al compás de un conjunto invitado que animaba el jolgorio.
No atinaba qué hacer, puesto que es bien sabido que no puedes lidiar con gente que ha tomado demasiado alcohol; pues simplemente no te hacen caso; así que esperé que alguien se diera cuenta que había una persona extraña entre la multitud.
Veía como las mujeres notaron la presencia de un intruso y se iniciaba el murmullo de ver a un hombre con buzo, una chompa polar con capucha y un cabello bastante desordenado parado en la puerta principal de este tributo a la buena vida.

Parece que funcionó mi estrategia improvisada, puesto que se me acercó una persona; no sé quien sería, pero algo en mi mente me decía que lo conocía de alguna parte, pero mi cabeza es frágil. Me preguntó el motivo de mi presencia y le conté el malestar que tenía por la bulla que hacían a estas horas de la noche. – No tengo problemas con hacer una fiesta; yo me divierto muchas veces los fines de semana y pongo a todo volumen mis equipos, pero eso es un sábado o un viernes por la noche, sería bueno que no molesten a las personas que van a trabajar el lunes - .
El hombre entendió mi malestar y me pidió que por favor esperara a las 2 de la mañana ya que habían pagado al grupo hasta esa hora. En ese momento le dije que era demasiado tiempo y que por lo menos tengan la gentileza de bajar el volumen.
El joven este, entró inmediatamente y fue a hablar con otras personas y luego con los encargados de los equipos, mientras yo seguía parado en esa puerta con los brazos cruzados y pensando en las mil y un posibilidades de lo que podría suceder después; entre las cuales estaba el hecho de que simplemente no me hicieran caso, que alguien mala tranca saliera a enfrentarme o que accedieran gentilmente a mi petición por ser de justicia.

De repente escuché al animador decir que iban a bajar el volumen ya que los vecinos se estaban quejando, en eso vi salir al joven que me había atendido, y me dijo que el volumen iba a reducirse. Le di la mano y esquivando a los borrachos traté de salir lo más rápido posible.
Se me ocurrió en un momento tomar foto a lo que estaba pasando, pero sentí que quizá iba a ser un atrevimiento que causaría malestar en las personas que estaban por ahí, y hasta generar roces que luego me lamentaría. Quizá fui cobarde, pero el motivo de mi presencia en ese lugar era uno y el objetivo tenía que ser conseguido, y sabía que podía poner en riesgo la conversación si me ponía a tomar fotos o a filmarlo.
Retorné a mi casa un poco más tranquilo pero decidido a esperar a que a más tardar a las 2 am deje de haber tanta bulla.

Genial son las 2.06 am y aún siento un poco de música; luego de cerrar este post y de apagar la computadora tomaré una nueva decisión, de si ir nuevamente a solicitar que cumplan con lo que prometieron o a esperar unos minutos más imaginándome que simplemente “se les pasó la hora”, y que cuando se den cuenta harán lo que dijeron que harían.

3 comentarios:

Unknown | 10 de enero de 2011, 20:04

Y al final... ¿pudieron tú y tu familia dormir algo?

Carlos Challco Aguilar | 10 de enero de 2011, 23:28

Pues yo dormí 3 horas, ya que la bulla terminó como a las 3 y tuve q levantarme a las 6... Mi madre corrió mas suerte ya que ella podía quedarse despierta hasta las 11 de la mañana... Para la próxima llevaré una filmadora caleta.

2M | 11 de enero de 2011, 16:51

Pinche cumpare, toda una aventura .... jajaja ... hay que hacer algo ...voy a preguntar ..

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