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miércoles, 18 de febrero de 2015

Ana se enamoró otra vez

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Todo empieza con juegos inocentes, indirectas y proposiciones aparentemente no culpables; pero ciertamente nada ocurre por que sí, y toda acción siempre tiene un sentido muy profundo tratando de emerger.

Las decisiones del ser humano según estudios de la llamada Neurociencia son el resultado del 15% del cerebro neo cortex (o cerebro racional) y un 85% del cerebro límbico (o cerebro emocional); por lo tanto el 85% de la toma de una decisión se genera de un aspecto puramente emociona, irracional e ilógico.

Entonces, estas decisiones que muchas veces tomamos y que luego encontramos totalmente absurdas y fuera de lugar no son otra cosa que decisiones que están en función a patrones biológicos, casi siempre referidos a actos de supervivencia.

En tal sentido, podemos encontrar el motivo por el cual a Ana le atrae tanto ese compañero de trabajo que es casado, con hijos y que en un par de oportunidades le brindó gestos de galanteo.

¿Es que acaso Ana se ha convertido en una mujer desleal cuya intención lúgubre es destruir esta familia ya consolidada?

Pues Ana no entiende nada, solo siente que el deseo hacia esta persona va en aumento mientras más tensión existe entre miradas, roces y coqueteo.

Todo este proceso iba en aumento, hasta que las cosas empezaron a consolidarse; Él empezó a dar señales de que este proceso de "enamoramiento" tenía un objetivo concreto, y que era el de asentar esta relación.

Ana al sentir esto se sintió nuevamente extraña y sin saber empezó a alejarse de Él, ahora solo deseaba terminar con esto que se ha dado cuenta, no tenía ni lógica o razón de ser.

Es ahí donde Ana medita, y desea encontrar una explicación a lo que está sucediendo. ¿Acaso se está volviendo una desalmada que tan solo quiere jugar con los sentimientos de los demás?

El ser humano es propenso a ser absorbido por vicios que usualmente aprisionan sus deseos. Estos vicios muchas veces vienen de factores externos (alcohol, drogas, etc) y otros vienen de construcciones propias a "idealismos" formados desde la infancia.

Cuando estamos en un estado de éxtasis al momento de realizar una actividad peligrosa genera ciertos grados de placer que llegan a volverse muchas veces adictivos. La adrenalina acumulada y desprendida en todo el cuerpo genera un éxtasis que se manifiesta de distintas maneras tanto en hombres como en mujeres.

De esto fue víctima Ana; ella encontró en este hombre una relación definitivamente prohibida y emocionante que era aparentemente imposible de concretarse por las condiciones del medio. Esa tensión que solo se vive segundos previos al contacto de un beso, esa tensión que se disfruta cuando el roce de los dedos toca ligeramente la piel; esa misma tensión es la que se provoca al momento del flirteo con una persona recién conocida y que tiene todas las condiciones para volverse un amor imposible.

Ella no lo sabía, solo sentía una atracción irracional y absurda; esa misma atracción que seguramente muchas y muchos vivimos siempre y cuyo lado racional controla, mas no anula.

Al sentir ella que este romance era totalmente imposible, se dejó llevar y no puso el freno a tiempo, ya que suponía que la otra persona lo iba a controlar; por lo tanto la adicción a esta emoción creció y se volvió más intensa hasta el punto de volverse casi incontrolable. Cuando reaccionó ya estaba totalmente embriagada de esta sensación que no comprendía pero que disfrutaba.

Sin embargo las cosas no duran para siempre, y menos estas sensaciones tan intensas. Y es que uno de los dos cometió uno de los principales errores, intentar asentar la relación.

¿Cuándo dos personas dejan de ser amantes?; pues simplemente cuando empiezan a formalizar la relación. Por lo tanto ya deja de ser prohibida, y la emoción de hacer algo fuera de la legalidad se transforma en una expresión aceptada y por lo tanto no disfrutará de aquella adrenalina que hubo en algún momento y que le hacía tan adicta.

Él empezó a mostrar signos de querer establecer esta relación; esa actitud generó temor en Ana. Ella no entendía como aquello que deseaba tanto, ahora simplemente le genera dudas y una extraña sensación de no saber que hacer. Esta reacción simplemente es producto de que la tensión que existía entre los dos ha desaparecido; la balanza se inclina hacia uno de ellos. Es ahí donde uno empieza a dar más que el otro, en este desbalance aquella que recibe más atenciones es quien empieza a desencantarse, ya que aquella adrenalina deja de generarse y por lo tanto ella puede actuar de manera más racional.

Al momento de romperse la tensión emocional (al darse cuenta que este amor aparentemente prohibido se vuelve legal), uno de los dos empieza a disminuir esa adrenalina en su interior. Esto es lo que le pasó a Ana.

Según los trovadores los "amores más intensos" son los prohibidos; y ciertamente es así por lo explicado anteriormente.

Por ese motivo esto que denominan muchos "amor apasionado" no es más que un nombre que se le puso a esta construcción idealista y artificial producto de un estado de éxtasis lleno de adrenalina.

Todas aquellas personas que tengan una relación aparentemente perfecta estoy seguro que no pueden decir que viven del éxtasis y la adrenalina, salvo que la relación sea algo tormentosa y que los obligue constantemente a estar luchando por mantenerla en pie (que también es una forma de generar esa tensión, ya que al alejarse el ser querido, la adrenalina aumenta con el motivo de buscar formas de mantenerlo cerca).

Entonces llegamos al principio, cuando Ana me dijo: "Me enamoré otra vez".

No Ana, esas cosas no existen. Es solo tensión emocional entre dos personas que quieren vivir un situación "ideal" en un plano real.

Queda en cada uno de nosotros dejarnos llevar por estas situaciones o mantenerlas controladas, porque evitarlas es imposible.

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