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sábado, 2 de julio de 2011

LA CIGARRA III


¡Un final de Película!

También me encontré con esta historia, que al final creo que resume el cómo se debería enfrentar una situación similar al caso de la hormiga y la cigarra.

Acá redacto el cuento que encontré también en internet:

Los fuertes vientos del invierno trajeron una lluvia destemplada. Las hormigas cerraron la entrada de su madriguera, organizaron y contabilizaron sus víveres, y con gran alegría se dieron cuenta de que tenían suficiente comida para todo un año. Eran altamente productivas. 

Luego de la cena, y con un par de horas sin tareas por delante, las hormigas se miraron a las caras y pensaron: “¿Y ahora qué hacemos?”

Al día siguiente revisaron las paredes del hormiguero. No querían que el agua se les colara y estropeara sus alimentos. Tras la minuciosa tarea, nuevamente se felicitaron: eran tan eficientes que no encontraron grieta qué reparar.

Esa noche, después de la cena, volvieron a mirarse a las caras: “¿Qué nuevas tareas podemos realizar?” En ese momento escucharon una voz que venía desde afuera. No llamaba a la puerta ni pedía ayuda... ¡hasta parecía que cantaba!

Una hormiga recordó a la cigarra y gritó: “¡debemos ayudarla!”. Algunas hormigas dijeron que no era justo: “la cigarra pudo trabajar durante el verano, tal como nosotras hicimos, ahora que pague las consecuencias de su holgazanería”.

Parecía que iban a olvidarse de la cigarra, pero la memoriosa hormiga intervino para decirles: “¿acaso debemos juzgarla como hormiga cuando ella es una cigarra?”

Otra hormiga intervino: “si le abrimos la puerta de nuestro hormiguero deberá ocupar el lugar de una hormiga y trabajar como todas, incluso en el verano”.

Entonces la memoriosa respondió: “en este hormiguero hay suficiente espacio para aquéllas que no sean hormigas. A nosotras nos gusta trabajar y alcanzar altos niveles de productividad y eficiencia y miren. ¡Lo hemos logrado! Tenemos comida para un año entero y un hogar que nos protege de las inclemencias de la naturaleza, ¿para qué convertir a la cigarra en hormiga? Ella no sería una hormiga ejemplar, pero en cambio nos puede dar algo que nosotras no sabemos producir”.
Dijo esto a medida que avanzaba hacia la puerta. Al abrirla todas las hormigas se quedaron sorprendidas: la cigarra le cantaba al crudo invierno y le agradecía a la naturaleza haberle permitido disfrutar de un hermoso verano.

“¿Estás loca, cigarra?”, preguntaron las hormigas. La cigarra sonrió a las hormigas y antes de continuar con su canto les dijo: “le devuelvo a la naturaleza lo último de la alegría con la que me alimentó durante el verano”.

Las hormigas quedaron embelesadas por la voz de la cigarra y por primera vez en ese invierno dejaron de angustiarse por el trabajo. Sin decir nada una de las hormigas salió del hormiguero y le dijo a la cigarra que pasara con ellas, que había mucho espacio y suficiente comida.

“Lo único que te pedimos es que nos alegres la sobremesa después de cada cena”. La cigarra pasó y desde entonces cada noche les regala un concierto distinto. Las hormigas amanecen con nuevos bríos y ánimos suficientes como para reorganizar la despensa, mejorar el hormiguero e incluso crear nuevos y deliciosos platillos para agradecerle a la naturaleza el deleite de contar, cada noche de ese crudo invierno, con la alegría de la veraniega cigarra.




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