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lunes, 2 de abril de 2012

CONSERVADORES VS. MODERNISTAS


Ahora me encuentro en un nuevo reto, el trabajo en el sector público, específicamente en la elaboración de expedientes técnicos.
Dejé la calma de mi isla personal, para enfrentarme a nuevos retos, y si que lo son ahora... Y una reflexión es esta:
El tema de intervención en zonas urbanas es tan compleja como trabajar con más de 100 familias al mismo tiempo en un solo proyecto; y es que en una verdad a medias;  una zona urbana es propiedad no de solamente los vecinos, sino de toda la ciudad, en resumidas cuentas un "bien público".
Es casi un hecho que en un ambiente en el que las visiones son conservadoras, el planteamiento de un proyecto agresivo e innovador no tendría cabida, quizá innovador manteniendo el trazo conservador del medio en el que se encuentra sería solo un buen maquillaje.
Es así que la historia de uno de los símbolos de la arquitectura moderna e ícono de la ciudad del arte contemporáneo como lo es la Torre Eiffel, no siempre fue digno de orgullo para los habitantes de esta enigmática ciudad:
Todo comenzó con la organización de la  conmemoración del centenario de la Revolución Francesa. Entre los muchos proyectos presentados, figuraba uno cuyos primeros estudios databan de 1884 y estaban avalados por el célebre ingeniero Gustav Eiffel, y el proyecto consistía en la construcción de una inmensa estructura metálica en forma de torre que sería vista desde una enorme distancia. El proyecto, lejos de enamorar a los parisinos, tuvo un enorme rechazo social, pese al cual finalmente la Torre de Eiffel sería levantada e inaugurada el 31 de agosto de 1889, tras tres años de obras y polémicas.
Pese a lo impresionante de la obra, lo cierto es que la Torre Eiffel no acababa de gustar, y los parisinos la veían como un inmenso armatoste de hierros, así que se fijó la fecha de 1900 como tope para ser desarmada, tras la conclusión de la Exposición Universal que debía albergar Paris en ese año.

Llegó el año 1900 y todo parecía indicar que la Torre Eiffel sería demolida pese a los intentos infructuosos de los que la admiraban por encontrarle un uso práctico para justificar su conservación frente a sus detractores, y finalmente, sería la armada francesa quien acabaría por salvar la vida de la Torre Eiffel, ya que tras unas pruebas del ejército con equipos de transmisiones se llegó a la conclusión de que la Torre Eiffel era un lugar privilegiado para la instalación de antenas y equipos de radio, con lo cual la Torre Eiffel ya tenía un uso práctico que provocaría su amnistía y pararía los proyectos de "ejecución".
La ruptura de un paradigma siempre trae problemas ya que las personas poseen un pánico genético a los cambios bruscos; por tanto se someten a “remembranzas casi calcadas” de lo que fuere un recuerdo fugaz del pasado que alberga la frágil memoria.
Hay elementos históricos que deberían conservarse y preservarse; y eso le brinda identidad a un barrio, ciudad o país; sin embargo eso no significa empezar a construir semejando una realidad pasada en un presente distinto, bajo una realidad totalmente ajena producto del crecimiento y de los cambios naturales de ente vivo como lo es el propio universo.
El reto consiste en lograr aquel amalgamiento de estos vestigios históricos con la historia actual, el de brindar un reflejo de un presente que lo es distinto en cada momento.
La arquitectura contemporánea debería ser como una foto cuyo lente haya captado ese presente físico de una realidad enmarcada en un tipo social específico.
Es así que se podría llegar a la conclusión de que en una ciudad deberían convivir en un ambiente armónico tanto la arquitectura contemporánea como la arquitectura histórica producto de las restauraciones de vestigios antiguos catalogados como monumentos.
Estos elementos contemporáneos en sí mismos deberían ayudar a la preservación de los monumentos históricos, generando un polo de atracción turística, que logre un movimiento económico que no erosione, sino que sirva como un elemento de sostenibilidad de ambos.
Es difícil encontrar el equilibro, pero justamente ese es el reto.
La idea es proporcionar de elementos que consoliden una intervención y en lo posible que aporten ya sea el aspecto histórico de una ciudad o la agresividad de lo contemporáneo con la finalidad de hacer de una ciudad un lugar donde el medio sea un elemento dinámico como lo es la vida misma.
La historia de una ciudad es el alma de la sociedad inmersa en cada uno de sus habitantes; por tal motivo es importante tenerla presente, pero eso no significa el llenar de “copias del pasado” sus plazas, calles y avenidas, sino más bien de una manera estilizada, darle una imagen “contemporánea” para poder dejar aquella huella que dejaron hace muchos años nuestros antepasados y que sirvieron para poder relatar esta historia de la humanidad que ya todos conocemos.
Mantengamos nuestro pasado cuidado en nuestros vestigios históricos, pero hagamos algo para dejar nuestro presente perene en nuestras obras; apoyados si en el pasado, pero con una configuración fresca y actual.
¡Construyamos nuestro presente!
Varias decenas de años pasaron para que las nuevas generaciones captaran aquellos conceptos que encerraba de manera sutil este proyecto.

2 comentarios:

Unknown | 7 de abril de 2012, 10:42

Hola Carlos:

Me da gusto ver nuevas y como siempre interesantes notas en el Blog. Esta, en especial interesante para mí, pues toca al diseño, y lo que la gente considera o no bonito...

saludos!!

Carlos Challco Aguilar | 7 de abril de 2012, 19:39

Gracias!... la verdad que hace tiempo había dejado de escribir por cuestiones laborales, pero ya lo estoy retomando :)

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